Otro más que muerde el polvo. Queen y la Matanza de San Valentín.

Para 1980, la banda Británica Queen ya era sobradamente una de las mejores del mundo, para algunos a la altura de The Beatles en su influencia musical. La poderosa voz de Freddie Mercury, la virtuosa guitarra de Brian May la hacían impecable en sus shows en vivo y en sus álbumes de estudio. 

En The Game, octavo disco la banda se asoma una canción que no tardaría en volarle la peluca a unos cuantos, entrando en un groove al estilo de la música disco Another One Bites The Dust  sería uno de los temas más recordados. El secreto de la canción se basa en un consejo del propio Michael Jackson, los Queens necesitaban un tema que fuera imposible de ignorar, que le abriera las puertas a la década de los 80.

Producto del talento del bajista John Deacon, que por aquel entonces venía escuchando una y otra vez “Good Times” de la banda The Chic, nace como inspiración la base del bajo y la historia que -aunque ustedes no lo crean- es muy poco bailable, pero creo que musicalmente es tan buena, que nadie le prestó atención a aquello de lo que trata la canción. 

La traducción literal al español es “otro más que muerde el polvo”, frase que suena 6 veces en el estribillo y una más antes de que éste arranque, un total de 7 veces, repetición que creo, no es casual. 

La letra, también compuesta por Deacon, trata de un triste episodio que aconteció en la ciudad de Chicago el 14 de febrero de 1929, el día de San Valentín.

Para poner en contexto, estamos hablando de uno de los años más complicados de la historia estadounidense, en octubre de ese año se daría una de las crisis económicas más importantes de aquel país con la llamada crisis del 29. Un país en pleno desarrollo que aún intentaba acomodarse entre conflictos internos, desarrollo económico y la promesa del sueño americano que atraía a miles de extranjeros a probar suerte en esa tierra. Todo un cambalache que propició la gestación de pandillas. Con el intento de “corregir” u ordenar el caos social el senador Andrew Volstead impulsó lo que se conocería como la Ley Seca, que prohibía la comercialización, fabricación y exportación de bebidas alcohólicas en todo el territorio de los Estados Unidos. La intención era que acabando con el vicio de la bebida, los hombres dejarían la pereza, la violencia y los negocios turbios de lado, para concentrarse en el trabajo y la familia, ALERTA DE SPOILER, eso no pasó. La sociedad quería seguir consumiendo bebidas alcohólicas, pero no había fabricantes, así que, lejos de ser un programa para los -valga la redundancia- problemáticos, esto fue una excelente oportunidad de negocios. De ahí que el crimen organizado encontrara un enriquecedor mercado en la venta ilegal de alcohol, dándole ganancias incalculables a los mafiosos más importantes. Y si hablamos de mafia, hablamos de Scarface o más conocido como Al Capone. Y sí, también le decían “cara cortada”. 

Capone supo ser un joven aprendiz del arte de la mafia, pupilo de uno de los capos más importantes de Chicago, Johnny Torrio quien se retiró a Italia en 1925 después de haber sido tiroteado y casi asesinado por una pandilla rival. En ese momento el joven Capone hereda el negocio y comienza su leyenda. 

Bueno, ahora me dejo de vueltas y voy al punto. Para 1929 el negocio del contrabando era  monopolio de Al Capone, pero los miembros de “North Side Gang” -otra pandilla-, seguían robándole parte de la torta, así que, fiel a su estilo, lo resolvió al estilo Capone. Los gangsters del capo mafia corrieron el rumor de un cargamento de contrabando, los rivales fueron a interceptarlo y en el lugar fueron emboscados por un grupo de policías. Lo curioso para los matufia, era que ellos ya habían sobornado a los oficiales para que dejaran la zona liberada. La confusión era total, los uniformados les pidieron que bajen las armas y que pusieran las manos contra la pared. Sin oponer resistencia lo hicieron. En ese momento, el 14 de febrero de 1929, los policías abrieron fuego y fusilaron a los pandilleros. Se supo que aquellos oficiales no eran más que los gangsters de Capone disfrazados. Fueron 7 los que mordieron el polvo como en el estribillo de la canción que relata esta historia. 

 

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